miércoles, 25 de noviembre de 2009

No entiendo cómo puedo sentir lo que siento por vos en tan poco tiempo. Me puse a revisar los post anteriores, y me di cuenta que entre idas y vueltas no hemos estado juntos más de un mes y medio... Un mes y medio, entendés?
Y cómo hiciste, pero la cuestión es que acá estás, no te movés ni te vas, y cada vez te agarrás más fuerte sin soltarte, sin dejarme que te suelte, que te deje ir.

martes, 24 de noviembre de 2009

Me han pusto un ultimátum. Manuel quiere que me mude a su ciudad. Es dejar mi vida acá, con toda mi gente, mis cosas. No, no estoy hablando de acá a la vuelta, estoy hablando de 800 km que me van a separar de mi mundo. Y sí, es una hora de avión, son 10 hs. como mucho en auto, pero son años luz en lo que a mí respecta. El tema es que él dice que ya no somos criaturas, que mantener un noviazgo a distancia no es algo que nos vayamos a bancar durante mucho tiempo, por eso si yo decido no irme, seremos "buenos amigos" (sic.).
Entonces el tema es ese. Es la presión de decidir sobre el resto de mi vida. Es saber que voy a estar sola, sola yo y que mi "mundo" va a pasar a ser sólo él. Es cambiar de provincia, de ambiente, de ritmo, de casa, de cosas, de vida. Es incursionar nuevamente en esto de la convivencia, con el miedo que me da contar ya con un fracaso en mi haber. Es tan simple la decisión y a la vez es tan complicado que me estoy volviendo loca.
Yo soy una persona sumamente territorial. Excesivamente territorial. Apegada a la gente, a las cosas, a los lugares en dónde sé que me puedo sentir cómoda, segura. Siento que me muero si no tengo a mi gente, a mis afectos cerca. Y allá voy a estar sola.
Dejando el terror que me produce un cambio como este, analizando las cosas en frío y puramente racional, digo: Manuel es un buen prospecto, es buen tipo, sano, sin mambos demasiado anormales, de buena familia, con buen trabajo. Me llevo bien con la parentela política, son normales. El proyecto que Manuel me ofrece es bastante semejante a lo que yo siempre quise para mí, estabilidad, tranquilidad afectiva y económica, alguien que me quiera así con todos mis defectos y virtudes, alguien que me elija. Pero (siempre hay un pero, no?) la verdad de la milanesa es... y duele decirlo, leerlo, saberlo, sentirlo... la verdad es que no estoy enamorada de Manuel. O sea, lo quiero un montón, es excelente persona y excelente compañero de ruta, pero esa cosita acá en la panza, esa chispita que se siente cuando de verdad amás a alguien no está. Y no es que no lo intente, no le ponga toda la onda que tengo, pero no me sale.
Aparte hay otra cosa muy cierta, innegable. Está mi Lado B. Y tira. Y mucho. Sé que es una causa perdida, que, como me he cansado de decir, en la pulseada perdí y que él tiene su vida y yo no entro en ese esquema. Pero siento que irme es conformarme con "lo que hay", es bajar los brazos, es dejar de pasar una oportunidad con él que me niego a dejar pasar, es dejar atrás una puerta que no está del todo cerrada. Es saber que no voy a volver a ver esos ojos hermosos que tiene. Es perderlo para siempre. ¿Y saben lo que cuesta eso? ¿Vos te das una idea lo que me cuesta la sola idea de soltarte?
Y así estoy. Debatiéndome qué hacer, entre lo que debo, lo que quiero, lo que me sale. Y me torturo sola, y no puedo dejar de pensar ni un minuto en mi Lado B, en la distancia de lejos y la distancia estando a dos pasos de distancia, en el deber ser y deber parecer, en mi futuro, en mis errores, en lo que tengo para dar, para ofrecer. Y girando en círculos sin saber para qué lado correr.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Los fines de semana son eternos. Es saber que durante dos días enteros y largos no voy a estar cerca tuyo. Porque aunque haya distancia entre nosotros, estamos cerca. Pero los fines de semana me matan.
Es abrir el msn esperando encontrarte un ratito, es querer saber como estás, es necesitarte. Implican horas y horas que no pasan, momentos en los que me siento una pelotuda por pensar sólo en vos, rato enteros de recordar tu voz, tu piel, tus besos.
Porque esa es la verdad: no te olvido, ni puedo aunque lo intento. Aún sigo sintiendo tu abrazo, tu boca con la mía que tan bien sintonizaban, tu cuerpo con mi piel que parecían dos pedazos de una misma cosa.
Y pienso, pienso y pienso. Y no puedo sacarte de mi cabeza. Y no es que no quiera, porque sé que eliminarte de mi vida sería la puerta de entrada a poder ser feliz con Manuel, a dedicarme a lo que es verdadero y tangible, conseguir ese futuro del que te hablé el otro día. Pero no puedo. La verdad es que no puedo.
Odio los fines de semana.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Y que siento... no sé. Hoy tengo una tristeza que me atraviesa, que me parte en dos. Y no es esta historia, no es esta vida que no sabe para donde salir corriendo, ni siquiera es tu negativa, ni tus ojos tristes ni la no posibilidad de vos. O es una mezcla de todo eso. No sé.

La cuestión es que hoy me siento así: sola. Sola de Manuel, sola de vos, sola de afecto. Es sentir que no soy suficiente, me entendés?

martes, 17 de noviembre de 2009

Y mientras chateo con él pienso en vos. Y antes de dormirme sigo pensando en vos. Y cada vez que rememoro momentos juntos me duele acá adentro.

Pero la verdad es que perdí. Perdí contra tu realidad. Y jode. Y no sé cómo manejarlo. Y me siento tan poca cosa.

Y sabés qué es lo que más bronca me da de todo? Tener la certeza de que te pasa lo mismo que a mí, y que aún así ya no será.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Es dificil de explicarte. Es tratar de que alguien entienda lo que nadie entiende.
No es que con Manuel esté mal. Al contrario. Es finalmente alguien con el que puedo tener un proyecto de vida, el que me ofrece un futuro, tranquilidad, mucho cariño inclusive. Es un buen chico, viene de una buena familia, me llevo bien con la parentela política. Es ideal. Realmente ideal.
Pero estás vos. Estás en mi cabeza, en mi corazón, en cada sueño, aún estás en mi piel. Y es duro, porque sé que no sos mi destino, que tu vida ya está "ocupada", en la que no tengo cabida alguna. Y saber que ambos sentimos lo mismo, pero que no se puede, no se debe, no es el tiempo ni el momento ni el lugar para estar juntos me mata.
Me esfuerzo por autoconvencerme que todo esto que me pasa es sólo por el gustito de lo prohibido, de lo imposible, de lo inalcanzable. Pero todo lo que siento acá adentro cada vez que te veo, cada vez que te paso cerca tratando de buscar el roce, el contacto, cada sonrisa que me robás, cada vez que se me ilumina la mirada cuando veo tu nombre en el identificador del celular.... todo esto no puede ser sólo producto de mi imaginación. Me pasa, lo siento acá adentro, y por más que trato no lo puedo evitar.
Y la verdad es que tengo mucha bronca. Por ser y sentirme así de estúpida, por sentirme que no estoy a la altura de las circunstancias, por saber que la pierdo, que no puedo competir, que no hay nada que pueda hacer. Y esta certeza, sumada al hecho de saberte cada vez más lejos llega a ponerme así, como estoy hoy.