lunes, 1 de febrero de 2010

Y justo en ese momento. Justo cuando pensé que estaba todo superado, justito ahí cuando creí que me estaba olvidando, que podía respirar sin vos cerca, que no me hacían más falta tus besos, ni tus miradas, ni esa conexión que siempre tuvimos... Justo en el momento en que creí poder ser feliz sin vos, volviste. Y me dejaste el mundo patas para arriba de nuevo.
Otra vez pensar en vos. Otra vez soñar con vos. Otra vez mirarte, esperarte, sentirte lejos, sentirte cerca. Y esperar el momento justo para tener tus besos otra vez.

martes, 29 de diciembre de 2009

Bueno, hoy no tuve más paciencia.

Perdón.

Resulta que hablé con vos un montón de cuestiones que resultan razonables y me parecen de lo más bien.

Pero hoy no tuve paciencia. Me ganaron las ganas de decirte todo. Que te quiero, que quiero estar con vos y que me encantaría compartir aunque más no sea un café con tus palabras. En lugar neutral, no sea cosa que temas a mis impulsos cuando te veo. No sea cosa que te asuste mi elocuencia. Yo quería tu imagen pero ya no está. Tu timbre de voz y tus modos. Yo quería estar con vos hasta que me agote. Yo entiendo como son las cosas y pido perdón por romper lo dicho en mil pedazos con estas palabras, pero no me pude seguir guardando sin decirte nada. No pude seguir aspirando a que encuentres botellas de náufragos con notas en los lugares más recónditos. Perdón de verdad. También siento algo de incomodidad por hacer esto, pero lo necesito. Si no te escribo voy a explotar con todo adentro. Me encantaría verte. De verdad me encantaría verte. Yo sé que es difícil, pero un momento de tu imagen podría darme un rato de paz entre tanta oposición de la ciudad con lo que uno quiere de uno mismo.

Yo sé que vos no crees que tu sonrisa pueda hacer milagros, pero yo podría asegurarte que los logran en cualquier esquina.

Podría sonar adolescente en un declarado mensaje de amor de esta clase, pero que más se puede hacer en estas situaciones. Quisiera poder resolverlo con olvidos y medios discursos, pero la única verdad que encuentro es que me gusta mucho la esencia de cada cosa que sos. Y no lo puedo evitar. Yo quiero, te juro que hice el intento en cada minuto de todo este tiempo, pero no sentir ni una sola palabra que puedas decirme no me deja conforme con ninguna cosa del resto de lo que me pasa.

Yo sé que hay mil cuestiones que apreciar y que mil más estarán por venir, pero si no te digo que me juego el todo por el todo me muero antes de nacer.

No sé como estarás recibiendo esto. No quiero espantarte ni que creas que soy un loco perdido. Pero me gustás mucho. Me encantás y tu recuerdo me ronda todos los días. Preferiría sacarlo de ahí. Te soy sincera. No quiero ser una insoportable. Pero sé que aún en mangas de camisa y zapatillas, las princesas grises no podemos más que seguir intentando el amor. No puedo prometerte nada. Solo tengo lo que ves. Sin embargo, iría en pos de cualquier futuro que quisieras. Mi amor es de tesón y fuerza. Y no lo lamento por lo que pueda ocasionar, lo valoro por eso. Es así.

Por lo pronto, no quiero dejar de escribir frente al teclado para contarte las mil tardes que pudiera imaginarme ni los mil llantos que puedo consolar.

Tengo brazos fuertes y voluntad. Tengo valor para afrontar futuros inciertos. Tengo amor de a sorbos por ahora, pero a granel si fuera posible. Tengo una foto tuya en mi computadora y alguna que otra anécdota que recordar. Tengo el par de besos que me doy el gusto de besar de vez en cuando.

Y yo no quería, eh? Te lo juro. Yo quería que todo fuera de otro modo y no joder, pero resulta que sin saber por qué no cómo, un día tuve un par de abrazos y un par de charlas y un par de imágenes de lo lindo que sería y no pude desprenderme de ellas.

Ya sé además que no corresponde y que elegís lo que elegís y que no sé. Pero.... ¿Qué hago si no apuesto? ¿Qué hago si no te busco? ¿Qué me digo? ¿Lo dejaste ir sin luchar? ¿Lo abandonaste sin hacer nada? ¿Te acomodaste a las cosas sin pelear por ellas? ¿Y cómo me miro al espejo? Yo que siempre luché por la pasión por sobre todo... Yo que siempre me jugué cada centavo por el deseo... ¿Cómo miro esa figura en el espejo si no es sabiendo que traté hasta el final?

Yo quiero estar con vos. Lo quiero con todas mis ansias. No en desmedro de lo demás. A favor nuestro.

Los que no brindamos en las mesas de los ganadores eternos sólo tenemos la lucha por nuestras quimeras. Si no luchamos por ellas no somos nada. Yo soy pasión. Yo tengo que luchar por vos. Si no, no sería yo. Si no, no serías tan hermoso. Si no, no sentiría tu palabra y tu belleza cada vez que aparecés en la nebulosa de mi memoria.

¿Qué harías vos? ¿Qué harías si estuvieras enamorado? ¿Te quedarías en tu casa esperando la nada?

Yo estoy enamorada. Y una mujer enamorada debe hacer lo que debe hacer. No sé si es lo más diplomático ni lo más saludable. Pero si me privo de esto estoy jodida. Estoy jodida para siempre. Porque privarme de esto es privarme de la posibilidad de un amor que me haría feliz, y no quiero privarme de esas cosas. Ni ahora ni nunca.

Yo sé que lo hablado está hablado y es verdad. Todo bien. Pero yo estoy acá, y me muerdo por besarte en cualquier esquina, y decirte bienvenido, no tengo mucho pero es tuyo, soy sencilla y me entrego, lo que ves es todo lo que hay y es para vos.

Yo sé que no sería ético y no sé que guarrada más. Yo sé todo lo que las formas dictan, pero hoy no tengo fuerzas para seguir mordiéndome la lengua y tengo ganas de estar con vos un solo instante y sentirme llena por cualquier pavada que pueda hacer que te genere esa risa que me resuena adentro todavía.

Basta de pedir perdón. Carajo. Al final de cuentas, esto es una carta de amor. Y no se pide perdón por amar.

Espero que lo entiendas.

Espero, mucho más, que lo compartas algún día.


Sacado de algún blog, que aparentemente
pudo poner en palabras lo que yo siento hoy.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

No entiendo cómo puedo sentir lo que siento por vos en tan poco tiempo. Me puse a revisar los post anteriores, y me di cuenta que entre idas y vueltas no hemos estado juntos más de un mes y medio... Un mes y medio, entendés?
Y cómo hiciste, pero la cuestión es que acá estás, no te movés ni te vas, y cada vez te agarrás más fuerte sin soltarte, sin dejarme que te suelte, que te deje ir.

martes, 24 de noviembre de 2009

Me han pusto un ultimátum. Manuel quiere que me mude a su ciudad. Es dejar mi vida acá, con toda mi gente, mis cosas. No, no estoy hablando de acá a la vuelta, estoy hablando de 800 km que me van a separar de mi mundo. Y sí, es una hora de avión, son 10 hs. como mucho en auto, pero son años luz en lo que a mí respecta. El tema es que él dice que ya no somos criaturas, que mantener un noviazgo a distancia no es algo que nos vayamos a bancar durante mucho tiempo, por eso si yo decido no irme, seremos "buenos amigos" (sic.).
Entonces el tema es ese. Es la presión de decidir sobre el resto de mi vida. Es saber que voy a estar sola, sola yo y que mi "mundo" va a pasar a ser sólo él. Es cambiar de provincia, de ambiente, de ritmo, de casa, de cosas, de vida. Es incursionar nuevamente en esto de la convivencia, con el miedo que me da contar ya con un fracaso en mi haber. Es tan simple la decisión y a la vez es tan complicado que me estoy volviendo loca.
Yo soy una persona sumamente territorial. Excesivamente territorial. Apegada a la gente, a las cosas, a los lugares en dónde sé que me puedo sentir cómoda, segura. Siento que me muero si no tengo a mi gente, a mis afectos cerca. Y allá voy a estar sola.
Dejando el terror que me produce un cambio como este, analizando las cosas en frío y puramente racional, digo: Manuel es un buen prospecto, es buen tipo, sano, sin mambos demasiado anormales, de buena familia, con buen trabajo. Me llevo bien con la parentela política, son normales. El proyecto que Manuel me ofrece es bastante semejante a lo que yo siempre quise para mí, estabilidad, tranquilidad afectiva y económica, alguien que me quiera así con todos mis defectos y virtudes, alguien que me elija. Pero (siempre hay un pero, no?) la verdad de la milanesa es... y duele decirlo, leerlo, saberlo, sentirlo... la verdad es que no estoy enamorada de Manuel. O sea, lo quiero un montón, es excelente persona y excelente compañero de ruta, pero esa cosita acá en la panza, esa chispita que se siente cuando de verdad amás a alguien no está. Y no es que no lo intente, no le ponga toda la onda que tengo, pero no me sale.
Aparte hay otra cosa muy cierta, innegable. Está mi Lado B. Y tira. Y mucho. Sé que es una causa perdida, que, como me he cansado de decir, en la pulseada perdí y que él tiene su vida y yo no entro en ese esquema. Pero siento que irme es conformarme con "lo que hay", es bajar los brazos, es dejar de pasar una oportunidad con él que me niego a dejar pasar, es dejar atrás una puerta que no está del todo cerrada. Es saber que no voy a volver a ver esos ojos hermosos que tiene. Es perderlo para siempre. ¿Y saben lo que cuesta eso? ¿Vos te das una idea lo que me cuesta la sola idea de soltarte?
Y así estoy. Debatiéndome qué hacer, entre lo que debo, lo que quiero, lo que me sale. Y me torturo sola, y no puedo dejar de pensar ni un minuto en mi Lado B, en la distancia de lejos y la distancia estando a dos pasos de distancia, en el deber ser y deber parecer, en mi futuro, en mis errores, en lo que tengo para dar, para ofrecer. Y girando en círculos sin saber para qué lado correr.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Los fines de semana son eternos. Es saber que durante dos días enteros y largos no voy a estar cerca tuyo. Porque aunque haya distancia entre nosotros, estamos cerca. Pero los fines de semana me matan.
Es abrir el msn esperando encontrarte un ratito, es querer saber como estás, es necesitarte. Implican horas y horas que no pasan, momentos en los que me siento una pelotuda por pensar sólo en vos, rato enteros de recordar tu voz, tu piel, tus besos.
Porque esa es la verdad: no te olvido, ni puedo aunque lo intento. Aún sigo sintiendo tu abrazo, tu boca con la mía que tan bien sintonizaban, tu cuerpo con mi piel que parecían dos pedazos de una misma cosa.
Y pienso, pienso y pienso. Y no puedo sacarte de mi cabeza. Y no es que no quiera, porque sé que eliminarte de mi vida sería la puerta de entrada a poder ser feliz con Manuel, a dedicarme a lo que es verdadero y tangible, conseguir ese futuro del que te hablé el otro día. Pero no puedo. La verdad es que no puedo.
Odio los fines de semana.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Y que siento... no sé. Hoy tengo una tristeza que me atraviesa, que me parte en dos. Y no es esta historia, no es esta vida que no sabe para donde salir corriendo, ni siquiera es tu negativa, ni tus ojos tristes ni la no posibilidad de vos. O es una mezcla de todo eso. No sé.

La cuestión es que hoy me siento así: sola. Sola de Manuel, sola de vos, sola de afecto. Es sentir que no soy suficiente, me entendés?

martes, 17 de noviembre de 2009

Y mientras chateo con él pienso en vos. Y antes de dormirme sigo pensando en vos. Y cada vez que rememoro momentos juntos me duele acá adentro.

Pero la verdad es que perdí. Perdí contra tu realidad. Y jode. Y no sé cómo manejarlo. Y me siento tan poca cosa.

Y sabés qué es lo que más bronca me da de todo? Tener la certeza de que te pasa lo mismo que a mí, y que aún así ya no será.