sábado, 21 de noviembre de 2009

Los fines de semana son eternos. Es saber que durante dos días enteros y largos no voy a estar cerca tuyo. Porque aunque haya distancia entre nosotros, estamos cerca. Pero los fines de semana me matan.
Es abrir el msn esperando encontrarte un ratito, es querer saber como estás, es necesitarte. Implican horas y horas que no pasan, momentos en los que me siento una pelotuda por pensar sólo en vos, rato enteros de recordar tu voz, tu piel, tus besos.
Porque esa es la verdad: no te olvido, ni puedo aunque lo intento. Aún sigo sintiendo tu abrazo, tu boca con la mía que tan bien sintonizaban, tu cuerpo con mi piel que parecían dos pedazos de una misma cosa.
Y pienso, pienso y pienso. Y no puedo sacarte de mi cabeza. Y no es que no quiera, porque sé que eliminarte de mi vida sería la puerta de entrada a poder ser feliz con Manuel, a dedicarme a lo que es verdadero y tangible, conseguir ese futuro del que te hablé el otro día. Pero no puedo. La verdad es que no puedo.
Odio los fines de semana.

1 Comment:

Diario de nuestros pensamientos said...

yo tb los odio....
sabes q tienes q hacer... ser independiente emocionalmente...
pero sé que es complicado