sábado, 22 de agosto de 2009

Estuve muy mal. Bastante mal.
Él decidió que su familia, que su mujer y su historia merecía una oportunidad. Y que yo no entraba en ese plan, obviamente. Y que aunque él me iba a buscar si la cosa no funcionaba, que lo primero que iba a hacer era tocarme la puerta, por ahora creía que lo mejor era apostar a su vida, tal cual como la venía llevando hasta ese momento, solo que sin mí.
Lloré como hacía mucho que no lloraba. Y lo peor fue seguir viendolo todos los días, verle esos ojos hermosos y dulces que tiene, sentir que se me aceleraba el corazón cada vez que lo veía cerca.

Hasta que un día dije basta. Y así como él decidió apostar por algo que no fuera yo, yo decidí apostar a alguien que no fuera él.
Asi empezó mi historia con Manuel. Le puse pilas, le puse onda, se la pongo hasta el día de hoy. Aunque es difícil lidiar con la distancia, aunque en días como hoy me sienta sola, decidí que él es mi camino. Que no puedo estar atada a su mentira, a su falta de tiempo, a sus elecciones. Y Manuel me da todo lo que me hace falta. Me llena los espacios. Me ama, de verdad me ama. Y no estaré perdidamente enamorada, es cierto, pero lo quiero mucho, me río con él y me hace bien.

De cualquier forma confieso, aunque no se lo diga nunca a nadie, aunque lo trate de negar y negarmelo todo el tiempo... mi Lado B sigue ocupando un lugar importante en mi corazón... Y no sé qué hacer para sacarlo de mi vida.